Hoy me despiertan en casa, temprano. ¡Que es fiesta!. Intenté ignorar las llamadas, pero fue imposible, algo se removía en nuestros cimientos.
Desayuné, rosco de reyes. ¡Que es fiesta! y comenzó el intercambio. Un regalo cada uno, por turnos. Me parecía demasiado, los papeles en el suelo llamaban la atención, pero en fin....¡Es fiesta!
Todos parecemos felices, y puede que así sea.....pero caigo en la cuenta de su brevedad. Nos iremos deshinchando con los días y el golpe será más fuerte, ya casi me duele. Y es que últimamente la sensibilidad aflora sin disimulo en mí, lloro, lo hago todo el rato sin esfuerzo.
Y pienso en lo que nos ocurre, hablo de todos, y lloro. Que cosa mas tonta, viene pasando hace mucho y no tiene solución. No dejo de sorprenderme, ingenua, cualidad antigua convertida en error humano.
Ayer, hablaba con unos amigos de las medidas tomadas por el nuevo gobierno. Cuando llegué a casa, un poco hastiada de tanto pensar la verdad, caí en la cuenta. Exijo por exigir, y me cuesta entender. Mis deseos caen en saco roto, y mis súplicas llegan a la puerta de mi casa; donde por cierto, ya me han escuchado bastante.
Me gustaría que antes de pedir sacrificios los tomasen, oye, puede ser buen ejemplo e incluso motivar al personal. Me gustaría que recapacitásemos en los errores de una sociedad que ha fallado en su conjunto. Veo una base que erra, y veo incrédula como todo va partiendo de ella. Sus principios y los nuestros, su estructura, su educación y la nuestra.
Nadie responderá, resulta inútil que insista. Pero como ellos, sigo haciéndolo, somos animales y humanos.
A veces procuro recapacitar y entonces, sólo veo clara una cosa. Las medidas son algunas buenas, otras necesarias, y otras equivocadas. Pero el mayor error lo veo en la discusión sin construcción, y es que me cansan mucho. No están ahí para restar. Los reyes me han traído felicidad y arropo, pero será breve; tráiganos soluciones. En 2012 no quiero llorar.
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